miércoles, 10 de diciembre de 2008
sábado, 6 de diciembre de 2008
Museo del Niño: Canciones Infantiles
LA CHATA BERENGUELA
La chata Berenguela, güi, güi, güi
MANUEL
( estribillo )
Ya se van los pastores a la Extremadura,
A Atocha va una niña, carabí
no es particular,
cuando llueve se moja,
igual que los demás.
¡Qué si ! ¡ qué no !
¡ que llueva un chaparrón !.
Que se mojen todos
y no me moje yo.
....................................
El patio de mi casa
no es particular,
cuando llueve se moja,
igual que los demás.
Agáchate y vuélvete agachar,
que las agachaditas no saben bailar.
Agáchate y vuélvete agachar,
que las agachaditas no saben bailar.
Hache, i, jota, ka, ele, elle, eme, a,
que si tú no me quieres
otra niña me querrá.
YA SE MURIO EL BURRO
de la Puerta el Sol,
cojo la escalera
y enciendo el farol.
Ya que está encendido
me pongo a contar
y siempre me sale
la cuenta cabal.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho,
y ocho dieciséis,
Soy la reina de los mares,
ustedes lo van a ver
se rompe una rueda,
pués hago mucho ruido,
mucho, mucho, ruido.
EL ELEFANTE
Tres elefantes se columpiaban..........
AL PASAR LA BARCA
Al pasar la barca
Al volver la barca
me volvió a decir
las niñas bonitas
no pagan aquí.
Que llueva , que llueva ,
Que siga lloviendo,
los pájaros corriendo,
florezca la pradera
al son de primavera.
que te estás arrugando
cómo el bacalao?.
Que dame la mano.
que resalada estás.
Dámela con pimiento
lechuguina de mi amor,
para ir a la verbena
juntitos los dos.
Que salga esa madama
vestida de marinero
que vale mas pesetas
que estrellitas tiene el cielo.
Lucero del alma mía,
lucero de mi querer,
los pollos en la cazuela
no se saben componer.
Este tipo. Este talle ,
ese poquito meneo.
que vale mas pesetas
que estrellitas
tiene el cielo.
EL TRÉBOLE
y a lo ligero,
A lo ancho y a lo bajo
y a lo ligero,
al uso de mi tierra,
al uso de mi tierra,
al uso de mi tierra,
toco el pandero,
toco el pandero,
toco el pandero,
Al coger el trébole
y el trébole, y el trébole,
y al usar el trébole,
la noche de San Juan.
Al coger el trébole
y el trébole, y el trébole,
y al usar el trébole,
los mis amores van.
RETAHÍLAS
cuando sentí un ruido en casa.
Subo la escalera. ¿Qué veo ?:
Que pasaba una araña.
Saco mi luciente espada
y al primer tajo que doy,
cae al suelo desmayada.
¡ Qué cosa tan prodigiosa !
Vuelvo otra vez a contarla.
Las once y media............
con un agujero solo
y siempre daba la lata
con la flauta de Bartolo.
Bartolo tenía .............
vivía un marinero
que con su guitarra
cantaba esta canción.
A la orilla...............
camino de Santander
y en el camino encontré
un papel que así decía:
Salí de casa un ..............
chiqui - chiquitón
me tiro al suelo
soy un dormilón
Soy un nenito
muy muy comilón
mamita me dice
barri - barrigón.
Cu - cu, no lo se.
Son las dos,
son las tres,
son las cuatro,
son las cinco,
cu - cu, son las seis.
MI DEDO
con mi dedo digo no,
digo si, si
digo no, no
este cuento se acabó.
Do, do, do, si, si
la, la , la, sol, sol
fa, fa, mi, mi, re, re, do.
LA NARIZ
Cuando pica la nariz
hago ¡ achís ! ¡ achís !
Cuando sopla la nariz
gago, así, así.
Manos, manos, manos,
pies, pies, pies,
doy una vueltita,
una, dos y tres.
ANTÓN, ANTÓN
Antón Pirulero,
cada cual, cada cual
que atienda su juego,
y el que no lo atienda,
pagará una prenda.
Yo se, yo se,
yo se la manera,
de dar, de dar
la lata a cualquiera
Antón, Antón.......
MATARILE - RILE
matarile, rile, rile.
Yo tengo un castillo,
matarile, rile, ron.
¿ Dónde están las llaves?
matarile, rile, rile.
¿ Dónde están las llaves,?
matarile, rile, ron,
¡ chin - pon !
En el fondo del mar,
matarile, rile, rile.
En el fondo del mar,
matarile, rile, ron,
¿Quién irá a buscarlas,?
matarile, rile, rile.
¿Quién irá a buscarlas,?
matarile, rile, ron,
Irá Carmencita,
matarile, rile, rile.
Irá Carmencita,
matarile, rile, ron,
¡ chimpón. !
¿ Qué oficio le pondremos ?
matarile, rile, rile.
¿Qué oficio le pondremos,
matarile, rile, ron,
Le pondremos jardinera,
matarile, rile, rile.
Le pondremos jardinera,
matarile, rile, ron,
¡chimpón.!
Este oficio si le gusta,
matarile, rile, rile,
este oficio si le gusta
matarile, rile, ron,
¡chimpón.!
LA TARARA
La Tarara tiene
la Tarara no,
La Tarara no,
un cesto de flores,
que si se las pido
unos pantalones
MAMBRÚ
TENGO UNA MUÑECA
Y esta mañanita
me dijo el doctor
que le de jarabe
con un tenedor.
me arrodillo yo.
cantaba la rana,
cu -cu,
debajo del agua ,
cu-cu,
pasó un caballero
cu - cu,
de capa y sombrero,
cu - cu ,
cu - cu ,
con falda de cola,
cu - cu,
cu - cu,
llevando ensalada,
cu - cu,
pasó un marinero,
cu - cu,
vendiendo romero,
le pedí un ramito,
no me lo quiso dar,
me eché a revolcar.
larán, larán, larito,
estaba la pastora,
cuidando el rebañito.
Con leche de sus cabras,
larán, larán, larito,
con leche de sus cabras
haciendo requesito.
laran, laran, larito,
el gato la miraba,
con ojos golositos.
Gato no eches la uña,
laran, laran, larito,
gato no eches la uña,
y rompas el quesito.
laran, laran, larito,
el gato echo la uña
y estropeó el quesito.
larán, larán, larito,
la pastora enfadada
le cortó el rabito.
laran,larán, larito,
a confesar la falta
se fue al padre Benito.
En penitencia te pongo,
larán, larán larito
en penitencia te pongo
que me des un besito.
El besito le dio
y la falta se le perdonó.
ESTABA EL SEÑOR DON GATO
sentadito en su tejado,
marramiau, miau, miau,
Ha recibido la noticia
que si quiere ser casado,
marramiau, miau, miau, miau,
que si quiere ser casado.
sobrina del gato pardo,
marramiau, miau, miau, miau,
sobrina del gato pardo.
De contento que se ha puesto
se ha caído del tejado,
marramiau, miau, miau, miau,
se ha caído del tejado.
Se ha roto siete costillas,
el espinazo y el rabo,
marramiau, miau, miau, miau,
el espinazo y el rabo.
Ya lo llevan a curar
por la calle del pescado,
marramiau, miau, miau, miau,
por la calle del pescado.
el gato se ha curado,
marramiau, miau, miau, miau,
el gato se ha curado.
Por eso dice la gente:
siete vidas tiene un gato,
marramiau, miau, miau, miau,
siete vidas tiene un gato.
alta como la luna,
¡¡ay! ¡¡ay!,
como la luna
como la luna,
para ver los soldados
de Cataluña,
Con licencia absoluta
de mi Coronel,
¡ay! ¡¡ay!,
Al pasar por el puente
de Santa Clara,
¡¡ay! ¡¡ay!,
de Santa Clara,
de Santa Clara,
se me cayó el anillo
dentro del agua,
¡ay! ¡¡ay!,
una Virgen de plata
¡¡ay! ¡¡ay!,
y un Cristo de oro
y un Cristo de oro.
viernes, 21 de noviembre de 2008
Museo del niño: Juegos Infantiles
Juegos Populares Infantiles a través del tiempo
Autor: Juan Peralta Juarez
ISBN:84-8035-096-2 ( D.L.:AB 64-2006 )
Introducción
1. ¿POR QUÉ JUEGAN LOS NIÑOS ?
2. EL JUEGO Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO PSICOEVOLUTIVO Y SOCIAL DEL NIÑO
3. EL JUEGO Y EL JUGUETE
En este número, se dan a conocer algunos de los juegos infantiles más característicos de la historia. No se trata, como es lógico, de una enciclopedia del juego popular infantil, sino de una aproximación histórica a los juegos de los niños, con la finalidad de poder valorarlos y establecer semejanzas y diferencias con los que actualmente el niño practica en las calles y plazas de pueblos y ciudades, que, por desgracia, son muy pocos.
Como se puede comprobar en este cuaderno, los juegos que los niños han practicado en las distintas épocas eran muy similares unos a otros. Así, juegos como el aro, el zompo, la pelota, las canicas o el corro, por citar sólo unos cuantos, se han jugado en todos los tiempos y en todos los sitios, con ligeras modificaciones. Cambiaban los nombres de los juegos -no siempre-, los lugares y los tiempos, pero no la esencia del juego. Lo que nos demuestra que los juegos no conocen fronteras temporales ni espaciales, salvo aquellas excepciones que vienen marcadas por la adaptación al medio.
Las ilustraciones que se presentan en este trabajo proceden, en su mayoría, de grabados de los siglos XVII, XVIII y XIX que hay en este museo, bien en forma de láminas, carteles o libros de la época. En concreto, los dibujos del siglo XVII son de Bouzonnet Stella, célebre pintor francés que publicó un libro sobre juegos infantiles en 1657. Las ilustraciones de los juegos del siglo XIX proceden de aleluyas editadas en Madrid, en los primeros años del 1800.
1. ¿POR QUÉ JUEGAN LOS NIÑOS?
El juego es inherente al niño en todas sus manifestaciones de la vida cotidiana. Si observamos con detenimiento a un recién nacido vemos como balbucea, mueve sus deditos o sus pies e intenta ¡levarse los dedos a la boca, haciendo mil muecas y gracias. Esto es juego. Si nos fijamos en el patio de recreo de un colegio o en una plaza tranquila (cada vez menos) de un pueblo o de un barrio de ciudad, podremos ver a grupos de niños realizando múltiples actividades de lo que hemos venido en llamar juegos de niños. El niño juega porque el juego es algo consustancial con la naturaleza humana. Es, pues, una actividad muscular, sensorial y mental que el niño o el adolescente o el adulto realiza de forma espontánea o no por la satisfacción que siente al realizarla, sin que existan otros impulsos o motivaciones externas.
Pero, además, el juego para el niño cumple una función educadora importante tanto desde el punto de vista fisiológico, psicológico y social. El niño activa su desarrollo físico y muscular a través del ejercicio físico que implica cualquier juego: coordinación motriz y percepción sensorial. Jugando con el parchís, subiendo a un árbol, montando en un triciclo, saltando a la comba... el niño y la niña desarrollan sus músculos y sus destrezas y habilidades motoras, así como agudizan el ingenio para resolver cualquier problema que se les presenta en el desarrollo del juego.
El juego permite al niño mezclar la realidad con la ficción. El niño juega a imitar el mundo de sus adultos (juegos en los que recrean diversas profesiones: maestros, médicos, camioneros, bomberos, enfermeras...), apropiándose del mismo y dotándole de las suficientes dosis de imaginación para hacerlos propios. Por eso, con el juego, el niño, al mismo tiempo que se acerca al mundo de los mayores, se aleja del mismo a través de ese componente de fantasía e irrealidad que tiene todo juego.
El niño en un principio es un ser egocéntrico, aislado del mundo que le rodea, pero conforme va haciéndose mayor, necesita relacionarse con los demás, y esto lo va convirtiendo en un ser social y sociable. ¿Y cómo lo consigue? A partir del juego, que es un recurso básico para que el niño pueda realizar actividades gregarias
2. EL JUEGO Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO PSICOEVOLUTIVO Y SOCIAL DEL NIÑO
El juego es una actividad tan importante o más como la alimentación y el vestido para el niño. Un niño que no juega es un niño que tiene incompleto sus desarrollo físico, psíquico y social. Por eso, es difícil que podamos ver a un niño que no practique ningún tipo de juego, bien de forma individual o gregaria. El juego es consustancial con la vida del niño y desempeña un papel importante para el desarrollo armónico de su personalidad.
A través del juego el niño aprende a tener seguridad en sí mismo, a familiarizarse con el fracaso y con el éxito. En los juegos el niño descarga su agresividad y aprende a compartir lo propio con los demás. En el juego, el niño se hace autosuficiente, creciendo en autonomía y en responsabilidad. Los complejos que un niño puede tener de odio u hostilidad hacia sí mismo u otros niños, de frustración y de agresividad los puede liberar a través del juego. De aquí, pues, que el niño practica el juego inconscientemente de una manera terapéutica. En resumen, en el juego, el niño forja su carácter, enseñándole a enfrentarse a situaciones difíciles que tiene que resolver con la experiencia que ha ido acumulando en su vida cotidiana.
El bebé juega con su propio cuerpo: balbuceos, sonrisas, revolcones, manoteos... Posteriormente, el infante aprende a salir de sí mismo y utiliza objetos como sonajeros, bloques de plástico o de madera, animalitos de peluche, etc. En el jardín de infantes, hasta los tres años, el niño utiliza a otro niño como "objeto" o "juguete", que manipula, zarandea y ríe con él. No es, pues, un juego social, ya que cada uno "va a lo suyo", sin compartir su actividad. Será a partir de los tres años, cuando el niño se incorpora al primer ciclo de la Educación Infantil, cuando comience a jugar en grupos reducidos de dos o tres, iniciándose a los cuatro años el juego social, en el que los niños comparten la actividad con una finalidad común.
Será en esta etapa, la de los 4 a los 6 años, cuando alcancen su máximo apogeo los juegos imitativos, que, si continúan hasta los 11 ó 12 años, lo hacen de manera en la que cada niño intenta afianzar su personalidad de manera mucho más autoritaria e imperativa que creativa.
De los 6 a los 12 años, el niño practica juegos de competición a través de las canicas, del escondite, del fútbol, de las carreras....Será a partir de los 12 años cuando el niño introduce en sus juegos las reglas básicas de competición, desapareciendo paulatinamente los juegos de imitación y de escondite.
3. EL JUEGO Y EL JUGUETE
Algunos estudiosos del tema se preguntan: ¿qué fue primero, el juego o el juguete? Es natural que lo primero que hace un niño es jugar, independientemente de que tenga o no a su alcance un juguete. Primero, fue el juego, y luego vino el juguete.
El juguete hace su aparición cuando el niño o el adulto observan que para completar la actividad que están realizando lo mejor es disponer de un objeto, hecho por ellos mismo o por otros, que dé sentido de forma más lúdica y creativa a su juego. Cuando un niño de un medio económico muy pobre no dispone de juguetes, lo primero que hace es inventárselos y creárselos.
Cuando yo era niño, allá por los años cincuenta del siglo XX, yo mismo me hacía mis juguetes con los materiales que tenía a mi alcance: con un bote de sardinas y la suela de goma de las zapatillas de mi madre me hacía un coche; con una tabla de madera, unos listones, un alambre y unos clavos, me construía una futbolín; con una caja de madera de la leche condensada "La Lechera" y unas tablas, mi padre me hacía un carricoche donde pasear a mi hermano pequeño; con el aro del cubo viejo de latón de mi madre, un alambre y un zuro de panocha de maíz, me hacía el aro y el gancho para rodarlo por las calles empinadas de mi pueblo; con dos piñas de pino y una rama de chaparro, me hacía un par de bueyes uncidos a un yugo que araban la tierra... Y yo no era el único. Igual que estos ejemplos que acabo de describir, en el mundo, desde los primeros tiempos, el niño ha construido sus juguetes con lo que tenía a mano. Y cuando no lo hacía él, lo real¡zaba el adulto. Los juguetes mecánicos, las muñecas sofisticadas que ahora todos los niños del mundo desarrollado tienen a su alcance, harían su aparición mucho más tarde.
Los primeros talleres artesanos de juguetes surgen en la Edad Media en Alemania, Francia y Holanda. En la segunda mitad del siglo XIX, la fabricación de juguetes cobra un gran impulso. El primer juguete imitando a las máquinas de vapor data de 1870 y los primeros motores eléctricos, de 1905. En nuestro país, la fabricación industrial de juguetes comenzó en los primeros años del siglo XX.
Para jugar, lo único que hace falta es imaginación y ganas de jugar. Y ambas cosas las tiene un niño. Exista o no un juguete, es algo secundario
4. EL JUEGO A LO LARGO DE LA HISTORIA
4.1 LOS ORÍGENES
En la noche de los tiempos, cuando el hombre de las cavernas, el niño del Paleolítico tenía que dedicar casi todo su tiempo, al igual que sus progenitores, a la búsqueda de alimento. Con el descubrimiento de la agricultura, el hombre se hace sedentario y puede dedicar algún tiempo a otras actividades que no sean meramente productivas. Es en este momento cuando el niño puede practicar actividades lúdicas que no sean jugar con su propio cuerpo, buscar comida o dormir.
Los niños jugaban , tanto en tiempos de los faraones como de las , antiguas Grecia y Roma, a imitar a sus mayores. Por eso, en una sociedad completamente militarizada, los pequeños "jugaban" a soldados. Los niños de las familias ricas de Egipto, Grecia o Roma tenían lujosas vestimentas en las que se reproducían con todo detalle los trajes de los soldados o de los gladiadores. Tenían, asimismo, caballos de madera, que, a veces, eran simple palos con una cuerda a modo de riendas como los que utilizábamos otros niños en la primera mitad del siglo XX, miles de años después de aquellos otros niños de la antigüedad clásica. En el Museo Louvre, de París, hay un sarcófago romano en el que se puede ver a un niño subido a un carrito que va uncido a un animal, al estilo de los aurigas que corrían en el Circo Máximo
Además de los juegos militares, había otros juegos como el aro, la pelota y las muñecas, que han sobrevivido a lo largo del tiempo. Los niños de Grecia o Roma, ya jugaban con aros o con pelotas hechas con trapo o con tiras de cuero. Las muñecas eran de madera, marfil o ámbar, tal como han aparecido en las tumbas de niñas romanas localizadas en Tarragona o en Ontur (Albacete). Otros juguetes propios de esa época eran la peonza, las tabas, los dados y las canicas. También eran frecuentes los juegos con marionetas, el escondite y el de la gallinica ciega, que recibía el nombre de "muinda".
Además de utilizar como juguetes objetos inanimados, los niños, al igual que ocurre en nuestra época, jugaban también con animales. Así, en muchas lápidas de tumbas de niños de la antigua Roma podemos ver inscripciones o grabados representando a niños jugando con un perro, un cordero, un gato..., es decir, sus animales preferidos.
Los juguetes eran realizados por los propios padres o por artesanos, pero sin que se pudiese considerar una actividad económica. En otras ocasiones, lo mimo que ha ocurrido siempre, era el propio niño el que se fabricaba sus juguetes: Era aún muy pequeño, no más alto que esto, cuando modelaba en casa casitas de barro, esculpía barquitos de madera, construía carritos de cuero y con la corteza de las granadas hacía maravillosamente bien las ranas. (Confesiones de Estrepsiano alabando la inteligencia de su hijo ante Sócrates).
Mientras que los niños de las antiguas Grecia y Roma jugaban a soldados o con el aro o las tabas, las niñas imitaban en sus juegos a sus madres. Muñecas de trapo, madera o arcilla existían en casi todos los hogares. Algunas muñecas eran rígida, otras tenían las extremidades debidamente articuladas mediante alambres o tiras de cuero que unían las diversas partes. Las muñecas de las niñas ricas estaban hechas con oro y plata y disponían de un lujoso ajuar. Sin embargo, en Esparta, las niñas, además de jugar con muñecas, practicaban juegos y deportes como carreras y lanzamiento de objetos.
Sería en el Renacimiento cuando el juego infantil volviese a recobrar la importancia que tuvo en la antigüedad clásica. Pensadores humanistas como Tomás Moro, Luis Vives y Erasmo consideraban el juego como una actividad importante para el aprendizaje y el desarrollo intelectual del niño: pues jugando, incluso el niño puede aprender (Antonio de Lebrija).
No obstante, no en todos los lugares, en la Edad Moderna, el juego infantil era considerado como algo positivo para el desarrollo del niño. En la Europa calvinista, el juego infantil era puesto como ejemplo de vagancia, de lo que no debían hacer los adultos.
de la vera, vera va.
Del palacio a la cocina,
¿Qué tiene la espalda encima?
El niño tenía que acertar la figura que realizaba el otro niño que estaba encima: una campana, con la mano ahuecada; una caldera, con la mano hacia arriba; un martillo, si enseñaba el puño; y unas tijeras si encogía los dedos. Los niños también jugaban al escondite ("Sal, salero, vendrás caballero") y al corro ("La olla de Miguel"), o incluso a juegos que guardaban relación con la persecución de judíos y moriscos.
Los juegos, como se ha dicho en otra parte de este trabajo, eran casi idénticos en todos los lugares del mundo, cambiando el nombre y algunas de las características. Esos mismos juegos nos han llegado hasta nuestros días, aunque ya casi no se practiquen. En el Museo del Niño hay documentación en la que se recogen los juegos de la infancia que se practicaban en Europa en los siglos XVII y XVIII., siendo un documento fundamental para la historia del juego infantil. Uno de los juegos, "Le dada" (el caballito) se ha practicado hasta no hace mucho tiempo, consistía en auparse en una caña, vara o palo con una cabeza de caballo que podría ser de madera, cartón o plástico (en la actualidad).
Otro de los juegos más antiguos que se conocen es el zompo, la trompa o la peonza, nombre que varía según el lugar y la época.
En el siglo XVII se jugaba a una modalidad, conocida desde la antigüedad, que consistía en mantener en movimiento el zompo a base de latigazos. A este juego los franceses lo conocían como "Le sabot" y los españoles "La trompa". En este grabado se puede ver cómo varios niños, provistos de ramas, intentan que el zompo "dormite", es decir, quede aparentemente inmovilizado gracias al equilibrio.
También se cogía con la palma de la mano, para hacerle bailar sobre la misma, ganando aquel jugador que más tiempo conseguía mantenerlo sobre la misma. Este juego se conocía en el siglo XIX con el nombre de "El peón".
El "columpio" y la "gallinica ciega", eran dos juegos similares a los que en la primera mitad del siglo XX se jugaban en los pueblos de España. Parecido al juego de las "cuarenta en bote", del siglo XX, era el de los "castillos", que se practicaba con montones de cuatro canicas o huesos de cereza, poniendo tres en la base y uno en la cima, debiendo los jugadores conseguir derribarlo lanzando una bola desde una distancia determinada.
Otros dos juegos que nos han llegado hasta nuestros días son los de la "rayuela" y las "tres en raya". El juego de la rayuela es un juego de equilibrio y habilidad. Actualmente, en algunos sitios de la provincia de Albacete se le conoce con el nombre de "lunes" o "tejo". Juego de niñas que se jugaba sobre una figura con varios compartimentos dibujados en el suelo y consistía en ir pasando de uno a otro un trozo de baldosa que se empujaba con un pie saltando sobre él a la pata coja.
Otro juego muy parecido a otros actuales, como "el palmillo" o las "cuarenta en bote", recibía en el siglo XVII el nombre de "el tejo". Este consistía en lanzar un tejo, desde una determinada distancia a un objeto puesto de pie. Ganaba aquel jugador que conseguía derribarlo y dejarlo a un palmo de su tejo. El "churro, media manga y mangotero" es un juego que ha trascendido los tiempos.
Los muchachos, inclinados y alineados, sostienen las caderas del que tienen delante mientras que los que saltan tratan de ir lo más lejos posible. "Churro, media manga y mangotero" es la fórmula que pronuncian cuando están sobre sus compañeros, señalando la muñeca, el codo o el hombro. Si aciertan los que están agachados, dejan su puesto a los que están arriba.
El "abejorro" era un juego popular en Andalucía y Castilla en la primera mitad del siglo XX, consistente en golpear con fuera la mano de un muchacho, que estaba de espaldas al resto de los jugadores, y que se tapaba la cara con la otra mano, debiendo acertar quién le había dado, mientras los otros hacía ruido con la boca, como si fuesen abejorros. En el siglo XVIII a este juego se le conocía con el nombre de "mano caliente".
Jugar con espadas de madera, metal o de plástico, siempre se ha practicado en todos las épocas.
Los enfrentamientos de pandillas de amigos se ponía en evidencia en el juego de la batalla, en donde las peleas a puñetazos y puntapiés eran frecuentes en las calles y plazas de nuestros pueblos en épocas pasadas
Entre los juegos de bolas o canicas hay que destacar, en los siglos XVII y XVIII, los dos siguientes: el hoyito y el hoyito de huesos. El primero de ellos era conocido como juego de sobremesa y se trataba de hacer entrar la canica en todos los hoyos, sucesivamente
Había otros, como la rueda, en donde un grupo de niñas, cogidas de la mano, danzaban al corro, mientras cantaban, o la campanada, muy parecido al "moscardón" de los años 50 y 60 del siglo XX, consistente en dar con una palmada fuerte en el cuerpo de otro jugador que está de espaldas, quien debe averiguar el nombre del que le ha dado para salvarse.
Saltar sobre otro niño que está agachado, era conocido en el siglo XIX como "el piso". A dicho juego, en algunas zonas de la provincia de Albacete se le conocía en el siglo XX como " el plomo".
Otro juego, que en algunos sitios, en el siglo XX, se llamaba "correcalles", era el "brinque ligero", en el siglo XIX, consistente en ir saltando un niño tras otro, sucesivamente, sin tocar con los pies al que hacía de "borriquillo", ni caerse.
La peonza cantora consistía en lanzar un zompo al suelo, hacerle bailar y entre dos jugadores, con la cuerda, coger el zompo por la punta y mantenerlo en el aire, procurando que siguiese bailando.
El chito de la época decimonónica es el juego de la chítola del siglo XX. Se dibujaba un cuadrado en el suelo, de unos tres o cuatro pasos de lado, y se hacía un agujero en cada esquina. A continuación se establecía el orden de salida: el primer jugador tenía que intentar meter un trozo de madera en el agujero de al lado; si acertaba, tiraba el siguiente jugador, y si no, le enterraban el palo en el agujero, dándole azotes en la espalda hasta que conseguía sacarlo.
En el siglo XIX también se jugaba al marro, que consistía en "librar" al niño que estaba con los brazos en cruz, tocando su cuerpo con las manos, mientras que los otros jugadores tenían que impedirselo.
El aro era otro de los juegos más practicados.
El juego de los bolos se practicaba bastante en el siglo XIX. En él, los jugadores tenían que demostrar fuerza y equilibrio.
En cuanto a los juegos de pelota, estaban el "volante" y la "pelota de aire". El primero era una es`pecie de tenis, en donde la pelota iba de un jugador a otro, cruzando una raya de parte a parte.
La "pelota de aire" consistía en lanzarse una pelota un jugador a otro sin que se cayese al suelo..